¿Cómo discernir lo que quiere el Señor? (1) Un estudio de caso: La Iglesia de Antioquia

Carlos Scott

 

«El Espíritu Santo dijo: «Apártenme a Bernabé y a Saulo para el trabajo al que los he llamado». Así que después de ayunar, orar e imponerles las manos, los despidieron» Hch. 13:1-3

 

Nos preguntamos cómo iglesia: ¿Cuál será el trabajo para el cual nos llama el Señor en los próximos años, y qué nuevos desafíos pone en nuestras manos? ¿Cuál es la dirección y cómo debemos planificar? ¿A quiénes debemos elegir para la obra del ministerio? ¿Cómo serán los próximos pastores y misioneros transculturales? ¿Qué rol cumplen los laicos?

 

Un modelo a seguir

La iglesia de Antioquía jugó un papel importantísimo en la vida de la iglesia universal. Un grupo de personas anónimas, huyendo de la persecución, sin mayores recursos y planes, compartieron el evangelio con todos. Se atrevieron hacer cosas diferentes, «Y la mano del  Señor estaba con ellos, y gran número creyó y se convirtió al Señor» Hch 11:21. Cada cristiano es llamado a participar y a ejercer el sacerdocio universal de los creyentes.

 

La misión tiene lugar por doquier. Impulsados por la fe, los cristianos cruzan la frontera entre los que creen y los que no creen, y del otro lado de esa frontera dan testimonio de su fe. Dado que Dios es un Dios misionero, el pueblo de Dios es un pueblo misionero. El Espíritu ha sido derramado sobre todo el pueblo de Dios, no sólo sobre unas personas seleccionadas. La comunidad de fe es la portadora primaria de la misión

 

Antioquia fue una iglesia que traspasó barreras sociales (Hch 11:19-20), reconstruía vidas rotas (Hch 11:21-24), busco la participación de otros (Hch 11:25-26),  cubría necesidades físicas y espirituales (Hch 11:27-30), tenía un liderazgo compartido formando un equipo pastoral (Hch 13:1), estuvieron dispuestos a extender los límites del reino de Dios hasta lo último de la tierra (Hch 13:2-3) y resolvieron conflictos doctrinales (Hch 15:1-35). Antioquía tenía que ver con ser una iglesia abierta para la evangelización del mundo.

 

La iglesia que vive en misión es una iglesia que se reconoce como enviada al mundo. Es una iglesia que busca el propósito de Dios, participando activamente en el culto al Señor. Es saber escuchar la voz del Espíritu Santo trabajando en equipo. Es clave la oración, el ayuno y la relación unos con otros.

 

Somos llamados a vivir una fe trinitaria, una fe relacional; una vida de relación con Dios y con nuestro prójimo; se da prioridad al ser antes que al hacer. “Escuchar la palabra de Dios y escucharnos los unos a los otros van juntos; sólo podemos tener lo primero si estamos igualmente preparados para tener lo segundo”[1]Si queremos que la gente venga al conocimiento de Jesucristo, la iglesia en nuestros días debe avanzar en la unidad, el amor y el servicio.

 

La iglesia de Antioquia nos muestra un ministerio compartido y no individual. Había cinco líderes destacados que trabajaban como un equipo. Formaban un liderazgo espiritual con diferentes trasfondos. Era un liderazgo internacional e intercultural. Venían de diferentes regiones: Bernabé de Chipre, Manaén venía de los círculos gubernamentales de Jerusalén, Saulo de Tarso, Lucio de Cirene de extracción árabe proveniente del Norte de África y Simeón apodado el Negro de la cuenca del Nilo en África oriental. Encarnaban un compañerismo que servía de modelo a la congregación. Eran siervos líderes. Celebraban juntos el culto al Señor. Su diversidad enriquecía el liderazgo de todos y a la iglesia misma.

 

En la iglesia de Antioquia había disposición para escuchar y separar para la obra del ministerio los siervos que el Espíritu Santo indicaba. Como siervos, entendemos que cuando nos involucramos en la misión, estamos compartiendo la misión del Dios misionero y no proyectos personales. Estamos al servicio de la Missio Dei. Y nuestra misión es compartir la suya. Escuchamos, descubrimos y obedecemos la voz del Señor enviando a sus siervos al trabajo al que los ha llamado. Es el modelo a seguir.

 

Oportunidades y obstáculos

Pero, ¿Cómo escucharon la voz del Espíritu Santo? Se nos dice que había entre ellos profetas y maestros. Diferentes énfasis teológicos. Quizás un profeta o varios de ellos en combinación con los maestros trajo el sentir del Espíritu de Dios y el Espíritu Santo puso convicción en el corazón de ellos o bien escucharon de otra forma su voz.

 

El Espíritu Santo les manifestó su propósito. Les enseño los primeros pasos pero no les revelo todo el plan. Debían avanzar por fe y depender del espíritu de Dios. La clave era reconocer el trabajo que el Señor dispone sin entenderlo todo.

 

“Bernabé y Saulo, enviados por el Espíritu Santo, bajaron a Seleucia, y allí navegaron a Chipre” (Hch 13:4). La guía del Espíritu se manifestaría por el discernimiento, la sabiduría espiritual y las circunstancias o acontecimientos. La vida espiritual es el reflejo de aquella vida que está en comunión con Dios y con los hermanos manifestando el carácter espiritual o fruto del Espíritu Santo. Esto permite encontrar las oportunidades o puertas que Dios abre o cierra ante nosotros.

 

La vida guiada bajo la influencia del Espíritu Santo busca las puertas abiertas y oportunidades que Dios está presentando ante nosotros (2 Co 2:12). Es el Espíritu Santo que abre puertas y buscar lo que el Espíritu Santo manifiesta es encontrarnos con el propósito de Dios (Ap. 3:8).

 

El Espíritu Santo nos da oportunidades pero también puede cerrar puertas. Le prohibió al equipo apostólico predicar la palabra en la provincia de Asia (Hch 16:6-10). Luego, cuando llegaron cerca de Misia, intentaron pasar a Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo permitió. Fue recién cuando bajaron a Troas durante una noche que Pablo tuvo una visión donde se le indicaba que debían comenzar la misión en Europa. Después que Pablo tuvo la visión llegaron a la conclusión y convencimiento que Dios les había llamado a anunciar el evangelio a los macedonios. “El corazón del hombre traza su rumbo,  pero sus pasos los dirige el Señor” Pr 16:9.

 

Preguntas para la reflexión:

¿Cómo solemos escuchar la voz del Espíritu Santo?, ¿Qué significa e implica vivir una fe relacional y trinitaria? ¿Cuáles son los énfasis más importantes en el trabajo de equipo? (ser, conocer, hacer, resultados, etc.)

 

¿Son las diferencias un motivo de alejamiento o remordimiento en la relación unos con otros o una oportunidad y esfuerzo para lograr lo que Dios quiere que seamos? ¿Qué implica la manifestación del fruto del Espíritu Santo?

 

¿Cómo discernimos o entendemos la guía y manifestación del Espíritu Santo?   

 

Carlos Scott

Misión Local y Global (GloCal)

https://carlosaliciascott.blogspot.com.ar/



[1]Bosch, David Jacobus: Misión En Transformación: Cambios De Paradigma En La Teología De La Misión. Grand Rapids, Mich. : Libros Desafío, 2000, pp 566-567