La iglesia local y las misiones mundiales

El Pastor Daniel Bianchi de Argentina escribió: “Para identificar a los nuevos misioneros es imprescindible que el liderazgo de la congregación tome una participación activa. En otras palabras, se requiere una decisión intencional. En cada iglesia hay personas listas para avanzar hacia el servicio misionero. La pregunta obligada es: “¿Hay líderes igualmente listos para identificar a esas personas, acompañarlos y enviarlas? De otra manera ninguna orientación servirá de mucha ayuda si después no hacemos lo que hay que hacer.”

Claves en el trabajo con la iglesia local
(Algunos puntos adaptados de la tesis de Fritz Schuller- Alemania)

  1. La tarea de las misiones mundiales está basado en el carácter de Dios y su Palabra.
  2. La iglesia debe considerar la tarea de las misiones mundiales como un privilegio y no una carga.
  3. Las misiones mundiales forma parte de la tarea central de cada iglesia local. Por lo tanto cada iglesia local necesita una estructura adecuada que le permita cumplir esta tarea en su vida diaria y sus programas de iglesia.
  4. La responsabilidad de una iglesia de involucrarse en las misiones locales no debe impedir que se involucre también en misiones mundiales. La tarea es inseparable e implica el compromiso local y global.
  5. Algo está ausente en la vida de cada cristiano en tanto y en cuanto las iglesias locales no se ven involucradas en misiones mundiales. Hay un vínculo directo entre él involucrarse en misiones mundiales y la madurez espiritual de una iglesia. Esta debe ser una tarea de “toda la iglesia local” y no solo de un grupo aislado.
  6. La iglesia es responsable de la capacitación, envío y cuidado de los misioneros.
  7. Dios ha dado a la iglesia la comisión de las misiones mundiales independientemente de sus recursos financieros. Cada iglesia y cada Cristiano, sea pobre o rico, tiene el privilegio y la obligación de participar en la tarea de las misiones mundiales.
  8. Debe haber cooperación entre iglesias, centros de capacitación y agencias misioneras con respecto a obreros y finanzas. A causa de la tarea que Jesús nos dio, estamos comprometidos a trabajar juntos para la gloria de Dios. Debemos comprometemos a trabajar en unidad y cooperación con iglesias tanto nacionales como extranjeras. Debemos dejar de lado cualquier forma de envidia, competencia y cualquier comportamiento proteccionista o exclusivista.

Bertil Ekstrom de Brasil comenta que: “La iglesia local juega un papel impor¬tante en el proceso de selección y envío. Creemos que lo ideal a largo plazo es la existencia de un área de misiones en la congregación para lo cual no sólo evaluará la persona y su carácter, sino también su desempeño en diferentes la¬bores en la iglesia, así como en su desa¬rrollo en las experiencias misioneras a corto plazo. Esta área o comité también podrá velar por la capacitación y pastoreo pos¬terior del candidato, cuando asista a cen¬tros de capacitación más especializados. No hay programa, dinero, o estructura que pueda sustituir la iglesia.

En las naciones que ya tienen expe¬riencia en el envío de misioneros es co¬mún que los candidatos provengan de un seminario o universidad. Han estado mucho tiempo lejos de su ciudad y han sido miembros en diferentes iglesias du¬rante el tiempo en que han estudiado, perdiendo la relación cercana con la con¬gregación que los viera crecer.

La perspectiva ideal es cuando la iglesia local funcio¬na como un cuerpo viviente en el cual cada miembro es conocido y hay una relación creciente. La buena disciplina allí es necesaria para dar a los candidatos a mi¬sioneros la orientación y sostenimiento que ellos deben tener, y a la vez brinda la oportunidad a la iglesia de crecer en la responsabilidad, al tener en su seno a un candidato en proceso.

A la par de su responsabilidad para la selección, la iglesia puede dar a los can¬didatos una excelente plataforma para practicar sus dones y habilidades, junto con el entrenamiento básico que necesi¬tarán para sus futuras actividades. La iglesia puede presentar los candidatos a los demás miembros como futuros mi¬sioneros. Después, los individuos pueden observar el crecimiento de los candi¬datos y ser parte de su ministerio de apoyo desde el inicio. Esto hará una no¬table diferencia en el sostenimiento eco¬nómico y en el apoyo que el misionero recibirá a través de la intercesión cuando se encuentren en el campo. También se pueden cubrir la debilidad en el carácter y las necesidades espirituales con un pastoreo efectivo, para que los puntos débiles en los candidatos sean vencidos y no lleguen a ser causas de problemas futuros.

A pesar de las ventajas señaladas ante¬riormente, la iglesia local tiene su limita¬ción. Para tal tarea, se necesita una es¬tructura de cooperación externa que ayude a la iglesia en la comprensión y proyección de su trabajo misionero.” La estructura puede ser formada por un comité denominacional de misiones u otras instituciones misioneras como ser las agencias e instituciones especializadas de capacitación.

El llamado a la Misión Transcultural

Daniel Bianchi nos recuerda: “Jesús llamó a sus discípulos para que estuviesen con él y para mandarlos a predicar. Juntamente con la conversión viene el llamado de Dios para que le conozcamos, tengamos comunión con él, seamos parte de su cuerpo y partícipes en la extensión de su reino. Ahora bien, además de este llamado general, Dios pide que algunas personas vayan a encarnarse y proclamarlo en otros contextos culturales. El misionero necesita tener seguridad de haber sido apartado para este servicio. Esa seguridad o convicción proviene del Espíritu Santo. ¡El apóstol Pablo la tenía! (Hch. 9.15; Gál.1.15; 1 Tim.1.11, 12; 1Cor.9.16.”

¿A quien debemos seleccionar para enviarlos a un centro de entrenamiento misionero?

En primer lugar, los candidatos deben demostrar evidencia creíble de un llamado personal y entrega al ministerio transcultural. Hay un alto porcentaje de desgaste que existe entre los misioneros, de manera que la pregunta es: ¿cuán importante es el pro¬ceso de selección para prevenir los fra¬casos en el campo misionero? Sabemos que un ministerio efectivo lleva años de adaptación, antes de comenzar a serlo, por lo que nuestro énfasis en la selección y capacitación contribuirá a mante¬ner a los misioneros en sus ministerios el mayor tiempo que sea posible, además de buscar que sean aptos y efectivos en la misión.

“Algunos centros de capacitación misionera sólo admiten obreros que hayan sido designados por sus iglesias o una agencia misionera para el ministerio transcultural. Otros aceptan alumnos que no forman parte de una agencia, pero sí que revelan un llamado al servicio transcultural. Desde mi perspectiva la Iglesia local debe ejercer el principal rol protagónico en la recomendación y aprobación de los candidatos”.

Bertil Ekstrom continua compartiendo que: “El tras¬fondo en sí no debe ser decisivo para la selección; los buenos misioneros provie¬nen de todas las situaciones. La pregun¬ta que nos debemos hacer es si hay fun¬damento para creer que esa persona tie¬ne un verdadero llamado de Dios para las misiones, y si el candidato coincide con la tarea que desea realizar.

Es casi imposible una evaluación objeti¬va de los candidatos, por lo que necesi¬tamos dar pasos concretos a fin de no cometer una injusticia. De lo pobre y vil de este mundo Dios ha tomado para lle¬var el Evangelio a las naciones, y humi¬llar a los grandes. Dios es el que llama, es quien envía, y Él es quien encomien¬da. Pero así como Dios hace su parte, y pide a quien ha llamado a las misiones a hacer la suya, también espera que el li¬derazgo y la iglesia sean responsables, cada uno en su función. Debemos traba¬jar para reconocer a los realmente llama¬dos, y ayudarlos a transitar el camino, siendo sensibles al Señor de la mies. También debemos desarrollar el discernimiento para cui¬dar, como buenos pastores, a aquellos que el enemigo quiera confundir con vocaciones equivocadas, cuando en rea¬lidad Dios los quiere aquí, en casa, sirviéndole fielmente.

El proceso de selección toma tiem¬po, aunque los candidatos puedan estar ansiosos para ir. Trabajemos, entonces, para que aquellos que vayan sean, en verdad, los que Dios quiere allá, dando gloria a su nombre y llevando esperan¬za a los perdidos.”

“En segundo lugar, los candidatos a entrenarse deben poseer la salud física y estabilidad emocional necesarias para la vida transcultural. La vida en el campo misionero muy a menudo confronta a los obreros con una amplia variedad de desafíos culturales, lingüísticos, sociales, estructurales, tecnológicos, y médicos con los cuales ellos nunca habían tenido que enfrentarse en su tierra natal. Estos desafíos, al ser enfrentados tanto personalmente como en familia, y además sumados a las presiones del ministerio, producen un estrés considerable. Si la salud física del obrero o su estabilidad emocional son frágiles, él o ella probablemente no debería ser considerado como candidato para el entrenamiento misionero.

Finalmente, se deben vislumbrar en los candidatos para el entrenamiento misionero los niveles de pureza moral y madurez espiritual necesarios para el liderazgo en el ministerio. Si las cualidades morales básicas para el ministerio del liderazgo han sido afectadas o dañadas, es muy poco lo que el centro de capacitación misionera o el propio candidato pueden hacer para restituir lo que se ha perdido. Seguramente habrá otras oportunidades en el ministerio aunque no sea en el frente misionero. En lugar de simplemente rechazar al aspirante, el personal del centro de capacitación, debería estar capacitado para aconsejar a dicha persona o su iglesia hacia un área posible en el servicio en la cual el obrero pueda involucrarse.

Por otra parte, si el candidato carece de madurez espiritual, su iglesia puede proporcionarle alimentación adicional y, con suficiente tiempo, esto puede resultar en que dicho candidato se reincorpore exitosamente. Los responsables del centro de entrenamiento deben comunicarse directamente con los líderes de la iglesia del candidato para explicar los indicios particulares de falta de madurez y las áreas en las cuales es necesario un crecimiento espiritual. En algunas de estas ocasiones el centro misionero puede recomendar o proveer recursos para que la iglesia utilice en este proceso.”

La Iglesia Enviadora

Al pensar en el ministerio transcultural el Pastor Roberto Pérez Bianco (Chile) expresa diferentes características de lo que significa ser “Una iglesia enviadora”:

  1. Responsabilidad de cada creyente de oír y obedecer la voluntad de Dios para su vida
  2. Mantener una vida en santificación y llena del Espíritu Santo
  3. Ajustar la visión personal, dentro de la visión de Dios: “A todas las naciones”.
  4. Necesidad de definir el “marco de acción” para la implementación y desarrollo de la visión.
  5. Es una membresía probada. Seremos probados y debemos aprobar (2 Corintios 8:1-7).
  6. Es una membresía generosa. (2 Corintios 9:6-15).
  7. Es una membresía con actitud de servicio (Filipenses 2: 22-30)

Una iglesia enviadora no debe ser:

  1. Una iglesia emocionalista donde el interés sube o baja según la época del año.
  2. Una iglesia que solo ofrenda dinero. Misiones es más que solo dinero.
  3. Una iglesia con visión exclusivamente interior. Debemos tener expectativa de extendernos hasta lo último de la tierra.

Al reconocernos como enviadores debemos proveer a los misioneros transculturales apoyo moral, logístico, financiero, oración y comunicación.

Por lo tanto una iglesia enviadora es:

  1. Cuando tiene equilibrio en cada área de acción (Jerusalén, Judea, Samaria y hasta lo último de la tierra).
    Da dignidad a cada área de trabajo y ninguna permanece como una “cenicienta”. Hay moralidad de Fe. Se pregunta: ¿Qué pasa con los que no escucharon el evangelio?, ¿Por qué no escucharon? Y actúa en consecuencia.
  2. Cuando sus “pastores siervos” marcan el rumbo en el compromiso con “todas las naciones”.
  3. Cuando su membresía ofrenda tiempo, esfuerzo y dinero para que el evangelio este disponible para “todos”
  4. Cuando equipa a su membresía y candidatos. Ayuda en su formación para que lleguen a la meta.
  5. Cuando piensa en términos del “Reino de Dios” y no de su “propio reino”.
  6. Cuando esta dispuesta a mantenerse en la visión de Dios (bendición a todas las naciones), ser fiel, pagar el costo, y continuar su trabajo motivado por el amor hasta que el Señor vuelva.

Los Pastores, Ancianos y lideres-siervos de la congregación

El pastor Roberto Pérez Bianco (Chile) comenta que los “siervos” en la iglesia deben tener:

  1. “Conciencia de la gloria de Dios”. Implica que sus siervos deben tener una vida de adoración y de disciplina espiritual para avanzar en las misiones (Hechos 13.1-3).
  2. “Conciencia de la voluntad de Dios”. Dios es el que da las órdenes. Él dijo “Apartadme” y sus “siervos” obedecieron.
  3. “Conciencia del llamado de Dios”. Dios llama en forma especial a sus “siervos”. Debe haber un entendimiento que el llamado es para “todos”. El llamado es a la misma vez envío, es “misión”.
  4. “Conciencia de la presión”. Implica que habrá dificultades, oposición, problemas en los equipos, falta de fe y comprensión, crítica, etc. Es lucha espiritual porque Satanás se opone a la misión de Dios. El sufrimiento será parte del trabajo en “misión”.

El pastor Juan Masalyka de Argentina comparte que los pastores deben:

  1. Oírle a Dios (Génesis 22:1). Debemos atender lo que Dios nos quiere decir. No hay peor sordo que el que no quiere oír y Dios nos dice “Si oyereis hoy su voz no endurezcáis vuestro corazón”.
  2. Creerle a Dios. Las circunstancias que Dios ponía para Abraham eran muy difíciles. Él fue puesto a prueba y creyó (Hebreos 11:17, Génesis 22:18). El que cree a Dios no será avergonzado.
  3. Trabajar según los planes de Dios. Esto implica oración y trabajo duro. Sin trabajo no hay logros. Teodoro Williams dijo “Lo importante no es lo que no tenemos, sino que hacemos con lo que ya tenemos”.

En el año 1982 la iglesia que preside el Pastor Juan Masalyka en Córdoba se comprometió en la tarea de la evangelización mundial y la misión transcultural. Hoy es una de las iglesias argentinas que más misioneros ha enviado en circunstancias muchas veces difíciles.